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Durante la etapa infantil, los niños deben someterse a varios pinchazos para completar su esquema de vacunación. Cuando son muy pequeñitos no se dan cuenta de muchas cosas, pero conforme crecen, es normal que comiencen a asociar las agujas y pinchazos con la sensación de dolor, y que desarrollen un poco de miedo hacia ellas.

Justo en esa etapa es cuando, como padres, podemos convertir la situación en una experiencia incómoda pero pasajera, o agudizar el problema generando asociaciones negativas que lejos de ayudarlos, los perjudicarán más.

Tripanofobia es el nombre con el que se le conoce a la fobia a las agujas.
Suele desarrollarse durante la infancia, y en ocasiones, acompañar a las personas hasta su etapa adulta. Consiste en un temor irracional a las agujas que incluso puede desencadenar varios síntomas.

Causas

Genéticas y/o conductuales: expertos apuntan que puede existir un factor genético y/o conductual que justificaría el por qué muchos familiares cercanos sufren de la misma fobia.
Existen casos en donde los propios adultos la padecen y por lo mismo, los niños se asustan mucho más que aquellos niños cuyos padres o familiares actúan con naturalidad ante las agujas.

Experiencias traumáticas: Estas experiecias pueden ser reales o irreales.

Reales: Cuando un niño se enfrentó a una situación de muchísimo dolor, estrés o incomodidad y lo relaciona con agujas.
Por ejemplo, un niño que sufre una severa enfermedad o accidente y que acude a urgencias con mucho malestar y/o dolor. Al recibir atención médica recibe muchos pinchazos sin entender bien qué está sucediendo. En este caso, es lógica una asociación negativa que habrá que trabajar.
Irreales: Cuando los padres, por ignorancia, constantemente “molestan” o amenazan al niño con ponerle inyección si no se portan bien. Auque suene ilógico es una práctica bastante común, que lo único que hace es que cuando verdaderamente el niño requiera una inyección, la situación se vuelva mucho más estresante y complicada.

Síntomas de un niño con fobia a las agujas:

  • Ansiedad
  • Confusión
  • Angustia
  • Falta de concentracción
  • Hiperventilación
  • Aumento de pulsaciones
  • Molestias abdominales
  • Sequedad bucal
  • Náuseas

Consejos para ayudarlos


1.- Anticípate a la situación
Debes explicarle al niño lo que va a pasar, sin engaños, un poco antes de que vayan a recibir el pinchazo. Es importante decir la verdad pero de una manera tranquila y comprensiva, sin asustarlos. Responde a sus dudas y reiterale que estarás a su lado para verificar que no pase nada malo. Hazle asociaciones de tiempo para que sepan que la molestia será rápida, sí puede doler un poco pero apenas pase todo eso, habrá una recompensa, ¿qué tal un helado o una tarde de juegos en familia?
Juega frecuentemente al doctor para que se familiarice con objetos y conceptos importantes. Apliquen vacunas a los muñecos y peluches, hablen acerca del alivio a los pocos segundos del pinchazo y de lo rápido que se sintió bien el peluche luego de la inyección.

2.- Explícale los beneficios de las inyecciones
No hables mucho sobre el dolor sino de cómo esa aguja le ayudará.
“Gracias a ese pinchazo, no te sentirás mal durante muchos días, gracias a ese pinchazo te sentirás en unas horas mucho mejor, con ese pinchazo podemos saber cómo está tu sangre para curarte más rápidamente o podemos evitar que te enfermes de determinada enfermedad que te haria sentir muy mal y no te permitiría jugar por muchos días”

3.- Técnicas de distracción
Estas técnicas son muy efectivas al momento del pinchazo y funcionan a cualquier edad. Si es un bebé, puedes ofrecerle el pecho, si es un niño o niña mayor, puedes mostrarle un juguete nuevo, leerle un libro o distraerle con objetos o dibujos. Las respiraciones profundas también pueden ayudar.


4.- Respeta su miedo sin minimizarlo
Tal vez los veas grandes, pero pueden sentir un vedadero terror hacia las agujas. No los ridiculices ante los demás con frases como “no seas chillón” “no seas bebé”, los harás sentir mucho peor.
Valida su temor y a la vez brindales apoyo para ayudarles a superarlo, puedes decir frases positivas y alentadoras como: “falta poco, en unos minutos lo habrás logrado”.
5.- La posición es importante
En el caso de los bebés, cargarlos ayuda mucho. En los niños pequeños es mejor sentarlos y ser abrazados por sus padres con firmeza y suavidad.
Los niños mayores y adolescentes deben sentarse pues psicológicamente esa posición les ayuda y también evitamos algún tipo de mareo al incorporarse.
6.- Anestésicos tópicos
En algunos casos, se podrá aplicar 30 minutos antes del pinchazo un poco de crema analgésica.
7.- Vibración
El dolor surge cuando nuestro cuerpo percibe una amenaza y alera a nuestro sistema nervioso. Podemos interferir en esa señal y una buena forma es generar vibración sobre la piel para “confundir” al cerebro.
Si colocamos una herramienta de vibración justo arriba de donde se colocará la inyección, la señal se altera, cambia la sensación y puede evitar el dolor.

8.- Tu actitud y tu ejemplo son importantes
Somos un espejo, así que si tú estás nervioso o intranquilo por la situación, el niño sentirá mucha inseguridad.
Confía en el personal médico, manten contacto físico y celebra su logro.
Permítele ver cuando te saquen sangre o pinchen a ti y demuéstrale que no pasa nada, así poco a poco verá como algo natural el proceso y podrá ser un adulo más tranquilo.

Si la situación está afectando la calidad de vida, recuerda que siempre puedes recurrir a profesionales de la salud mental para recibir orientación y determinar si lo que tiene es un simple miedo manejable o si es una fobia que hay que tratar puntualmente.

Dr. Marco Escalante Rodríguez | Pediatría & NefrologíaPediatra en Mérida, Yucatán, México | Egresado del Centro Médico Nacional Siglo XXI Ced. Esp. 9610862
Fuente: American Academy of Pediatrics