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¡Miedo a las inyecciones! ¿Cómo trabajarlo?

Como padres y madres, somos empáticos al dolor de nuestros hijos. La aplicación de inyecciones en ellos, muchas veces nos incomodan porque sentimos que estamos generándoles un daño que tal vez podríamos evitarles. Por esa razón, es común que algunos adultos incluso puedan postergar o evitar la aplicación de ciertos medicamentos o inyecciones.

¿Cómo podemos ayudar a los niños y niñas a transitar por esto de una forma más amigable?

1.- Permíteles sentir un poco de control con información que les brindas.

A veces, creemos que no mencionar que se les aplicarán inyecciones en ciertos momentos de su vida, evitará que se estresen de forma anticipada. Por el contrario, hablar de inyecciones en el día a día, contarles que fuimos a hacernos análisis y todo salió muy bien, que nos inyectaron una medicina que nos curó, etc, ayuda a prepararlos para lo que viene.

El tema no debe ser ajeno a ellos y deben saber que es común que todas las personas, adultos y niños, reciban medicina para prevenir o sanar enfermedades y que ésta a veces se toma y a veces se aplica rápidamente a través de la piel con un pequeño piquete.

2.- Utiliza términos positivos y evita mencionar palabras como agujas o dolor.

“Hay una forma de hacer que te sientas mejor más rápido, estaré contigo para que te pongan la medicina y puedas volver a jugar” “escuché que hay muchos bichos que enferman y vamos a protegerte para que estés sano” “eres un héroe porque con esta vacuna no sólo te proteges a ti sino que estás protegiendo a tus amigos y familia”

3.- Escucha y valida sus emociones.
No subestimes lo que dice o sus preocupaciones. Es comprensible que tenga miedo y sienta preocupación de sentir dolor o enfrentarse a algo desconocido. Deja claro que comprendes eso y que alguna vez tú lo sentiste, pero gracias a que venciste ese temor, hoy eres un adulto fuerte y sano que puede protegerle de todo y ayudarle también a vencer ese miedo.

4.- No le pidas perdón.

A veces la emoción nos gana y nos sentimos hasta culpables. Recuerda que pedimos perdón cuando hacemos algo malo y por el contrario, si estamos yendo a inyectarle es porque queremos que esté bien. No te sientas mal.

5.- Explícale por qué es bueno y necesario recibir esa medicina o vacuna.
Platícale sobre cómo ayudará a que pueda volver jugar y comer como antes, o cómo con esa vacuna su cuerpo tendrá todo lo que necesita para luchar contra los bichos que le hacen sentir mal. Puedes explicar el costo-beneficio en algo tan simple como tiempos. Una enfermedad de tumba varios días y no te permite jugar ni disfrutar por muchas horas, en cambio ese piquete rápido, que dura lo mismo que tardas dando un bocado a tu comida, te protege para que durante el año tengas más horas de juego y alegría.

6.- Practica las dinámicas en un ambiente positivo y controlado:

  • Puedes enseñarle cómo lo acompañarás siempre que tenga temor de algo. Tal vez con un abrazo o tomando su mano.
  • Pregunta al pediatra si existe alguna crema anestésica que puedas aplicarle antes de la inyección.
  • Distrae a su cerebro con el tacto. Cuando aplicamos vibración sobre la piel del brazo o la pierna, justo arriba de donde se aplica la inyección, podemos confundir al cerebro y reducir la sensación de dolor. Puedes dar suaves golpecitos simultáneamente a la vacuna para que el cerebro tenga otras cosas en las que también distraerse.
  • Puedes hacer juegos en casa donde imiten el proceso. Coloca alcohol en un algodón y pásalo por zonas comunes donde se inyecta o vacuna y simulen un pequeño piquete. Mientras lo hace, dale algunas palmadas para que empiece a familiarizarse con las sensaciones. Deja que igual te lo haga a ti y rían durante el proceso.
  • Evita que el día de la vacuna o inyección su mente esté demasiado enfocada en ese tema. Distráele antes, durante y después con preguntas interesantes que no tengan que ver con el suceso. Cuenta historias, anécdotas, pon canciones o videos divertidos en tu teléfono. Haz que todo el proceso se sienta lo más natural posible.
  • Enséñale a respirar correctamente, esto ayudará no sólo cuando se necesiten inyecciones, también cuando tenga mucho estrés o se enfrente a una situación de dolor agudo.
  • Habla a solas con el pediatra y compártele cuáles son los principales miedos de tu hijos para que trabajen en equipo con sus acciones, diálogos, etcétera.
  • Recuerda que tú eres el adulto y los niños perciben la seguridad o la inseguridad. Aunque sientas mucha empatía y compasión por ellos, sé fuerte y confía en que el pediatra y el personal médico estarán haciendo lo mejor que puedan para que todo transcurra rápido y de la mejor manera. Si tú los ayudas, todo será más fácil.

 
Dr. Marco Escalante Rodríguez | Pediatría & NefrologíaPediatra en Mérida, Yucatán, México | Egresado del Centro Médico Nacional Siglo XXI Ced. Esp. 9610862 https://drmarcopediatra.com/contacto/